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¿Cambian las preferencias o los votantes?

Las mediciones preelectorales han pasado a ser parte del debate y protagonistas de la contienda presidencial en nuestro país. El tema no es nuevo, no es la primera vez que sucede. Sin embargo, es probable que la diferencia en esta ocasión sea que la varianza o la diferencia del posible resultado de la elección es muy amplia entre lo que se consideran distintas “encuestas” preelectorales.

Un primer problema es que se sigue confundiendo investigación con publicidad. En este tema la fórmula para saber qué es investigación es muy sencilla: lo que se publica debe ser transparente, validable y replicable. Si no cumple estas características no debería ser publicable. Por ello en términos metodológicos sólo las mediciones realizadas cara a cara en vivienda cumplen estas características. Todas ellas están registradas y consultables en el sitio del Instituto Nacional Electoral.

Es preciso recordar que las mediciones que se publican con esta metodología contemplan al cien por ciento del electorado. Es decir a casi 100 millones de electores. Por nuestra historia electoral sabemos que es muy poco probable que esto suceda.

En las elecciones presidenciales recientes, en lo que va del siglo, la participación en nuestro país puede ir de 59% como sucedió en 2006 a 64% como sucedió en el año 2000. En la última elección presidencial, en 2018, la participación fue de 63%.

Un elemento distintivo y muy importante en esta elección es la fecha de la celebración de la elección. A diferencia de las elecciones presidenciales del 2000 a la fecha, esta se realizará en junio, no en julio. Este mes de diferencia va a impactar la participación a la baja. Es un mes menos de involucramiento de los electores.

Por ello algunos investigadores ajustan sus estimados tomando en cuenta la participación. En la literatura de comportamiento electoral a los modelos que hacen este ejercicio e intentan encontrar este elector se les conoce como modelos de “votante probable”, (likely voter). Esta no es una categoría que probablemente podamos encontrar en la literatura académica. Sin embargo es muy útil para explicar lo que está pasando también en la elección de nuestro país.

Otra forma de entender o llamar a este fenómeno del voto motivado es el de voto diferenciado. Al parecer tenemos una oposición muy motivada y un morenismo poco incentivado en esta elección y no alcanza las mismas tasas de participación. Es por ello que podemos decir que no hay un cambio sustancial de preferencias, lo que tenemos es una diferencia en la motivación para ir a votar.

El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que la Ciudad de México se está haciendo panista. En esa declaración podría haber un problema analítico. La ciudadanía en el agregado no está necesariamente cambiando de preferencias. Pero el electorado que parece saldrá a votar será un opositor altamente motivado. Como pasó en la elección intermedia de 2021.

Nota Metodológica: Población objetivo: Personas mayores de 18 años con credencial para votar vigente. Representatividad: Nacional. N° de encuestas: 800 entrevistas cara a cara en vivienda realizadas del 25 al 29 de abril del 2024. Método de muestreo: aleatorio sistemático con probabilidad de selección proporcional al tamaño. Marco muestral: secciones electorales reportadas por el INE. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error (+/-) 3.5 %. Diseño de cuestionario, muestra, operativo de campo y análisis: Parametria S.A. de C.V.

Una forma de simplificar esta discusión es la de hablar de la alta o baja participación y a quién beneficia.

Nate Cohn, investigador de Siena College, quien hace las mediciones preelectorales para el New York Times en Estados Unidos habla de este problema y la relevancia que tendrá en la próxima elección a realizarse en nuestro vecino del norte. Observa que los votantes del expresidente Donald Trump están mucho más motivados que los del actual presidente Joe Biden, y eso podría explicar el resultado de la elección, más allá de quien prefiera el electorado en el agregado.

Esta no es una categoría que probablemente podamos encontrar en la literatura académica. Sin embargo es muy útil para explicar lo que está pasando también en la elección de nuestro país.

Otra forma de entender o llamar a este fenómeno del voto motivado es el de voto diferenciado. Al parecer tenemos una oposición muy motivada y un morenismo poco incentivado en esta elección y no alcanza las mismas tasas de participación. Es por ello que podemos decir que no hay un cambio sustancial de preferencias, lo que tenemos es una diferencia en la motivación para ir a votar.

El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que la Ciudad de México se está haciendo panista. En esa declaración podría haber un problema analítico. La ciudadanía en el agregado no está necesariamente cambiando de preferencias. Pero el electorado que parece saldrá a votar será un opositor altamente motivado. Como pasó en la elección intermedia de 2021.

Nota Metodológica: Población objetivo: Personas mayores de 18 años con credencial para votar vigente. Representatividad: Nacional. N° de encuestas: 800 entrevistas cara a cara en vivienda realizadas del 25 al 29 de abril del 2024. Método de muestreo: aleatorio sistemático con probabilidad de selección proporcional al tamaño. Marco muestral: secciones electorales reportadas por el INE. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error (+/-) 3.5 %. Diseño de cuestionario, muestra, operativo de campo y análisis: Parametria S.A. de C.V.

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