El concepto de la clase media es probablemente uno de los más debatidos en las ciencias sociales. Es evidente que no hay un consenso sobre cómo definir la “clase media”. Como toda construcción social cada uno puede asignarle al concepto los atributos que prefiera o que sirvan más a su argumento.
La clase media se puede definir desde el ingreso, el gasto, la capacidad de consumo, la escolaridad o el estilo de vida. Para la OCDE o para el Banco Mundial su definición depende más del ingreso disponible por día en una escala muy amplia que puede ir de 13 a 70 USD por día o salarios anualizados de entre 18,000 a 90,000 USD en indicadores de 2019. Para el INEGI alrededor de 40 por ciento de los mexicanos seríamos clase media. Esta definición es una combinación de ingreso, gasto y estilo de vida. Algunas otras definiciones lo hacen de manera más mecánica. La clase media sería por definición la que no pertenece a los estratos de clase baja o clase alta, por lo tanto, representaría a una tercera parte de la población.
Más allá de las definiciones “objetivas” o “conceptuales” puede resultar más ilustrativo la auto percepción de clase. La encuesta de salida realizada por Parametría para la última elección del 6 de junio incluyó la pregunta de percepción de clase y otros datos demográficos como escolaridad o ingreso, variables asociadas a esta percepción o definición.
Lo cierto es que más allá de las mediciones de OCDE, Banco Mundial o INEGI, más mexicanos se consideran clase media de lo que dicen los indicadores conceptuales u objetivos. A partir de estos números parece que de lo que estamos hablando es una definición tendencial, dinámica, más que de un estrato en particular.
De los votantes del pasado 6 de junio, 3 de cada 4 votantes se considera de clase media: sea media-media (37 por ciento) o media-baja (37 por ciento), y otro 5 por ciento que se considera de clase media alta. Es decir, es una clase media muy asimétrica, la mayor parte está entre la media-media y media-baja.
Este dato no es muy distinto al que se reporta en población abierta. La auto percepción de clase entre población abierta es 27 por ciento clase baja, media-baja 31 por ciento, media-media 35 por ciento, media-alta 2 por ciento y alta 2 por ciento. Comparado con la percepción de clase de los que salieron a votar este 6 de junio, los de clase media-baja está ligeramente por debajo.
El propósito de una pregunta de opinión o de autopercepción es que identifique o se auto clasifique idealmente de manera inequívoca y excluyente de otras categorías. Sin embargo, el concepto de clase media puede ser tan difuso que fue pertinente o necesario dividir la categoría en subcategorías. Por eso fue necesario dividir la clase media en baja, alta y media.
Como era de esperarse se observa una correlación muy alta entre ingreso o escolaridad y percepción de clase. A mayor ingreso la percepción de clase es más alta. Es muy notable que incluso entre aquellos que se consideran del mismo estrato social la correlación es mayor en la medida que aumenta o disminuye el ingreso. Por ejemplo, dentro de la categoría clase media-media a medida que aumenta el ingreso la identificación es mayor. Al contrario de lo que sucede con la clase media-baja, en la que a medida que aumenta el ingreso la identificación es menor. Esta misma lógica aplica a las percepciones de clase baja u clase alta.
En escolaridad se observa una tendencia similar. A mayor escolaridad mayor identificación con la clase media alta o media. A menor escolaridad mayor identificación con la clase media baja o baja.
Probablemente el dato más sorpresivo en la percepción de clase es la correlación con la edad. En general a menor edad percepción de clase social es más alta. Esto es visible para cualquier estrato, salvo para el de clase media-baja, donde la tendencia no es clara. Pero para aquellos que se clasifican de clase baja, media-media, o media-alta es evidente.
Es claro que a mejor percepción de clase la preferencia por Acción Nacional fue mayor. Esta tendencia no es así para los votantes del PRI o Morena por referirnos a las mayores fuerzas electorales. En consecuencia, los electores de mayores ingresos votaron por Acción Nacional, a diferencia de lo que pasó en la elección de 2018 donde a mayor escolaridad y mayor ingreso votaron por Morena.
Parece ser que el Presidente hizo de una tendencia un segmento. A mayor escolaridad y a mayor ingreso menor voto por Morena y mayor voto por Acción Nacional, hoy por hoy el partido opositor más competitivo. Una pregunta natural a partir del discurso presidencial es si el Presidente intenta persuadir a un grupo de electores para que regresen a Morena o si su molestia con la “clase media” (lo que el identifica como un grupo) hace que prefiera excluirlo de su base de electores. La elección de 2024 parece lejana, pero resolver estas preguntas es fundamental para prever las acciones, estrategias y resultados hacia nuestra próxima elección presidencial.
Nota metodológica. Parametría. Encuesta de salida. Representatividad: Nacional. Número de entrevistas: 2,192 encuestas realizadas cara a cara a la salida de las casillas el 6 de junio del 2021. Nivel de confianza estadística: 95 %. Margen de error: (+/-) 2.1 %. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Unidad de muestreo: Las secciones electorales reportadas por el INE. Método de muestreo: sistemático aleatorio con probabilidad de selección proporcional al tamaño de la sección electoral. Población objetivo: Personas de 18 años en adelante que emitieron su voto.