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La vulnerabilidad del servicio doméstico

Desde 1988, cada 30 de marzo se celebra El Día del Trabajo Doméstico. Con este motivo INEGI publicó un boletín con datos básicos (la mayor parte de ellos demográficos) sobre la situación de este sector laboral.

La sociología y la ciencia política tienen en sus categorías de análisis algo que podríamos llamar minorías (categoría de la ciencia política) o poblaciones vulnerables (categoría sociológica). Bajo las condiciones laborales que se describen a continuación podríamos decir que las personas en esta condición de trabajo cumplen con ambas condiciones.

Es preciso señalar que dentro de esta categoría se incluye trabajo doméstico remunerado y no remunerado. Los números que se reportan son sólo del trabajo remunerado. Quien está en la primera condición claramente está en mejores condiciones de quien está, en la segunda.

De acuerdo con los datos de la Organización Internacional del Trabajo, en América Latina el promedio de la población que está en este tipo de trabajo representa el 5.1 por ciento de la población económicamente activa. Es el mayor porcentaje en el mundo, visto de manera regional.

En el resto del mundo el trabajo de esta naturaleza representa el 1 y 3 por ciento. Hay casos excepcionales como Arabia Saudita –que no representa una región sino un país– donde este porcentaje alcanza el 12 por ciento. Lo cierto, es qué como región, América Latina sigue estando por arriba del mundo.

Sólo dos países tienen un porcentaje mayor en América Latina de la población económicamente activa, Brasil (6.8 %) y Argentina (8.1 %). México cuenta con un porcentaje menor (4.2%) al promedio de América Latina (5.1%).

Sin embargo, si bien representan solo dos millones y medio millones de la población económicamente activa, habría que multiplicar ese número por 4 que es tamaño promedio de hogar en nuestro país (INEGI). Entonces para ubicar la importancia que tienen este trabajo puede llegar a cerca de 10 millones de personas que dependen de estos salarios, o que son impactadas por esta remuneración.

En términos de género las mujeres representan el 90 por ciento de quienes realizan esta actividad, los hombres el restante 10 por ciento. Por las diferencias de salario que hay en nuestro país el tema resulta aún más grave.

De los datos reportados por INEGI tal vez el más grave es el que refiere a las prestaciones. La mayor parte de las mujeres que laboran de esta manera no cuentan con prestaciones. Casi tres de cada cuatro mujeres en esta situación laboral comparten está condición (74 por ciento). Aunque el porcentaje de los hombres que no cuentan con prestaciones es menor, no deja de ser grave (casi 60 por ciento). En esto se puede observar la diferencia de brecha salarial entre hombres y mujeres.

En una medición realizada por Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) hace algunos años, en 2015, bajo la dirección de Ricardo Bucio Mújica se realizó un estudio espejo para ver las diferencias entre lo que reportaba un contratante de servicios doméstico y su empleado. Las diferencias en el salario y las prestaciones reportadas, fue abrumador entre empleado, y empleador. Es decir, los empleadores están conscientes de lo que deberían ofrecer a sus empleados y lo que les ofrecen.

En lo que se refiere al salario los datos también son preocupantes. Siete de cada diez de las mujeres reciben menos de un salario mínimo y un poco más de 4 de cada diez hombres. Por edad o por escolaridad los datos no representan mayor diferencia. Al final son similares al promedio de la población. En todo caso por escolaridad sorprende un poco que haya un 20 por ciento de hombres con estudios universitarios que trabajen en este segmento (22 por ciento).

Más allá del número que representan en términos absolutos el número de trabajadores domésticos su relevancia es fundamental en términos sociales. Al ser una población vulnerable deberían existir políticas públicas que atiendan sus necesidades. En particular los números en lo que se refiere a su seguridad social son preocupantes.

El concepto básico de Estado de Bienestar implica la procuración de las poblaciones más vulnerables. Este es un sector poco visible, en términos económicos, pero fundamental en términos sociales. Establecer un día para su celebración o reflexionar sobre las cifras de INEGI intenta hacernos reflexionar sobre su importancia y sus carencias.

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