Texto de Theresa Kernecker
El rol de las élites económicas en la política no es un fenómeno nuevo, y hay varios ejemplos a nivel mundial de estas ganando elecciones en legislaturas, gabinetes, o a nivel sub nacional – incluso antes de la elección de Donald Trump en Estados Unidos en 2016. Sin embargo, hay menos ejemplos de billonarios no elegidos asumiendo papeles importantes en el gobierno – razón por la cual el rol del empresario Elon Musk en el gobierno actual resulta discordante para muchos estadounidenses, generando reacciones de rechazo a nivel nacional y global. Musk no solo juega un papel importante en términos de su aporte económico a la campaña de Trump, sino que se destaca por su capacidad de alcanzar a millones de personas a través de las redes sociales y por el rol de su imperio empresarial. La confluencia de estos aspectos lo hace una de las personas más influyentes del mundo.
Los estadounidenses estamos acostumbrados al papel de las élites económicas en la política. Sin embargo, no es común que alguien con tanta capacidad de influir asuma un rol tan destacado sin haber sido elegido, especialmente con tanto poder para reestructurar el gobierno federal. Musk fue el principal asesor político y donante en la campaña de Donald Trump. El empresario creó un Comité de Acción Política para apoyar al candidato Donald Trump, donó $288 millones de dólares en la elección de 2024 y planea jugar un rol importante en las elecciones intermedias del 2026. Ahora dirige el Departamento de Eficacia Gubernamental [DOGE], un equipo de la Casa Blanca encargado de recortar el gasto federal. Su idea es desmantelar la burocracia gubernamental, eliminar las regulaciones excesivas, recortar gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales. [Cabe destacar que el imperio empresarial de Elon Musk ha recibido 38 millones de dólares de fondos gubernamentales]. Ahora, Musk ha sido nombrado empleado gubernamental especial [SGE por sus siglas en inglés]. Es un rol creado por el congreso que permite al gobierno contratar temporalmente a expertos o consultores para roles específicos. Una ventaja de los SGE es que pueden ser menos costosos que los empleados federales regulares, y el trabajo puede ser remunerado o no.
La concentración de tanto poder en un Elon Musk es problemática desde un punto de vista democrático; Musk puede actuar sin rendir cuentas. De hecho, hubo protestas en contra de las acciones de la administración y DOGE por los Estados Unidos. Además, catorce estados demandaron al presidente Trump y Elon Musk, impugnando el papel de Musk como jefe de DOGE. Lo acusan de violar la Constitución de los Estados Unidos con su ‘poder ilimitado’ para recortar los empleados federales y eliminar departamentos. La demanda sostiene que la Constitución requiere que alguien con esa autoridad sea nominado por el presidente y confirmado por el Senado. No obstante, un juez federal rechazó la demanda para suspender temporalmente el DOGE y las acciones de Elon Musk. A nivel global, las empresas de Elon Musk también se han visto afectadas. Por ejemplo, las ventas de Tesla han caído drásticamente en el mercado europeo ante el rechazo público hacia Musk.
Los estadounidenses en general son críticos ante la influencia que ejerce Elon Musk y su agenda. En una encuesta reciente de Yougov, se preguntó por la influencia real y la influencia deseada de dichos actores desde la perspectiva del público. La encuesta preguntó por varias personas en el ámbito de Trump, incluyendo a miembros de su gabinete, familiares, hasta el presidente de Rusia. En general, los estadounidenses desean menos influencia de todos los actores en el ámbito de Trump, con una brecha de 10 puntos entre la influencia deseada y la influencia real para casi todos. La única excepción es Elon Musk. Casi el 50% de los estadounidenses opina que la influencia de Elon Musk excede de manera contundente a la influencia deseada.

En otra encuesta reciente de CBS/Yougov, el énfasis que el nuevo gobierno le está dando al despido de empleados federales no corresponde a las prioridades de la mayoría de los estadounidenses. Los estadounidenses priorizan lo mismo que en la campaña electoral: la inflación y la economía. El 80% de los estadounidenses quieren que la administración priorice dichos temas, pero menos del 50% cree que el gobierno lo está haciendo. Según los encuestados, la nueva administración está dando prioridad a la frontera con México y a la agenda Musk de los recortes de los empleados federales, lo cual no constituye una prioridad para la mayoría de los estadounidenses.

En fin, la presencia de Elon Musk en el gobierno es problemática desde varias perspectivas. Lo que está claro es que los estadounidenses no eligieron a Elon Musk. No priorizan su agenda y las acciones de su departamento DOGE y desean que tenga menos influencia. Sin embargo, su agenda constituye una de las prioridades centrales del nuevo gobierno. Además, el gobierno no está priorizando sus promesas electorales como la economía e inflación. Aunque es común que los gobiernos no puedan cumplir con todas sus promesas, es importante que los votantes sepan qué promesas se van a priorizar. Si no, los votantes enfrentan una mayor brecha entre sus expectativas y la realidad.