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El factor inseguridad en la elección

Artículo publicado en Milenio

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La situación de inseguridad que vive nuestro país tiene consecuencias en todos los órdenes de nuestra vida cotidiana. La medición que realiza INEGI, la ENSU es el mejor indicador del que disponemos para enterarnos de nuestras reacciones y cómo cambian nuestros hábitos a partir de esta condición. En su última entrega la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, se reporta el último trimestre del 2023.

Una limitante de esta medición es que se realiza sólo en ciudades (75) y no reporta sobre lo que sucede o las percepciones en el ámbito rural. Esto no cuestiona su contundencia por el tamaño de muestra de casi 28 mil hogares (27,970) para el universo que investiga, las ciudades que cubre.

La medición que nos presenta INEGI nos da una idea de cómo han cambiado nuestros hábitos en distintos lugares del espacio público. Los lugares donde se percibe regularmente mayor inseguridad son cajeros automáticos o transporte público. La ciudadanía suele sentirse más segura en sus hogares o escuelas.

Si bien la ENSU nos informa de manera detallada nuestra percepción de inseguridad en distintos lugares, el dato en el que se pone mayor atención es el que reporta la percepción de inseguridad en general. De acuerdo con este indicador la percepción de inseguridad habría caído en el último trimestre, y el cambio estadísticamente significativo (cayó de 61.4 a 59.1 por ciento). Es decir, la población dice sentirse más segura.

Este último dato resulta contra intuitivo. Ya sea por la cobertura noticiosa cada vez más amplia de los medios de comunicación de distintos actos delictivos o por indicadores como el aumento del número de homicidios por cada 100 mil habitantes (indicador internacional).

El dato de la ENSU se podría explicar por un problema en la medición que todos los investigadores de opinión pública estamos enfrentando en nuestros levantamientos de información. La situación de inseguridad nos ha obligado a medir y entrevistar sólo en aquellos lugares a los que tenemos acceso, es decir en lugares seguros.

Ello significa que nuestra muestra tiene un sesgo porque sólo entrevistamos en lugares sin riesgo para no comprometer a nuestros equipos de campo. Si esta situación está pasando también a los equipos de INEGI, es probable que compartan el mismo sesgo.

Existen mapas de riesgo, pero en muchas regiones son muy cambiantes. En estados como Tamaulipas pueden cambiar radicalmente en pocos días. Hay lugares como el estado de Guerrero donde estos mapas son más estables. Sin embargo, esto no mejora la situación o para nuestros propósitos como investigadores, la medición.

Este sesgo no afecta necesariamente nuestras mediciones electorales. Para la realización de mediciones preelectorales se pueden realizar sustituciones de secciones electorales inseguras por otras seguras mientras presenten comportamientos electorales similares en el pasado. Sin embargo, sí podrían estar afectando las mediciones de percepción de inseguridad.

El porcentaje de casillas que se sustituyen nos puede dar una idea de las áreas afectadas por la inseguridad. Este porcentaje de sustituciones puede variar e ir de 10 a 20 por ciento dependiendo del estado.

Más allá de los efectos de la inseguridad sobre la medición hay otras consecuencias sobre el proceso electoral, en particular sobre la participación. La percepción de riesgo disminuye los niveles de participación en una elección. Tal vez este efecto no pueda ser sustancial a nivel nacional, pero lo puede ser para elecciones estatales, municipales o distritales a nivel federal y local.

La violencia que se reporta en los medios de comunicación puede aumentar las percepciones de inseguridad. Ya sea la violencia generalizada o eventos particulares como los atentados u homicidios de figuras públicas locales. Estas últimas el ciudadano las puede experimentar como una especie de magnicidio.

Estos eventos generan la percepción de vulnerabilidad del ciudadano. En esa lógica si una personalidad pública puede ser sujeta de un atentado o un homicidio, un ciudadano común está aún más expuesto.

La inseguridad va a tener algún efecto sobre la elección. No sabemos la magnitud, ni el nivel de incidencia. Lo más probable es que sea sobre la participación ciudadana en el proceso. Probablemente no tenga un impacto sustancial a nivel federal, pero sí a nivel local.

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