La aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum llega a sus “cien días” con muy buenos números. No debe de sorprender si consideramos la votación con la que ganó la elección presidencial. Son números históricos solo comparables con los de su antecesor, el expresidente López Obrador.

A diferencia de los porcentajes preelectorales que se comparan con los resultados finales de la elección, en el caso de la aprobación presidencial no tenemos un marcador o un parámetro, algo que nos indique cuál es el número o porcentaje de referencia. Es decir, nunca vamos a tener el día de la votación de la aprobación presidencial.
Es el primer debate sobre los números con los que empieza esta administración. Lo reportado va tan bajo como 66 por ciento de una encuesta por internet, hasta 80 por ciento de encuestas cara a cara en vivienda. Nuevamente, la diferencia de datos puede parecer incidental o anecdótica. No lo es así para un analista de riesgo o para buena parte del cuerpo diplomático en nuestro país, donde esas diferencias importan.
Las metodologías siguen siendo ignoradas. No deja de sorprender que algunos analistas den el mismo valor a unas mediciones o a otras. Parece no importarles si la medición es telefónica, por internet o cara a cara.
Nuevamente, el tema es la transparencia metodológica, como dictan los códigos internacionales. Mientras no sepamos qué hacen las metodologías alternas a la medición cara a cara, no se deberían de comparar. Hoy por hoy, no sabemos cómo ponderan o qué metodología utilizan las mediciones telefónicas o las mediciones por internet. Por eso no se les pueden citar o incluir en una tabla comparativa validable.
En la discusión de las mediciones preelectorales, lamentablemente seguimos en la discusión “primitiva” de quién le atina y no de cómo se realizó la medición.

Cuando comparamos los actuales niveles de aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum, observamos la similitud que tienen con los números del expresidente López Obrador. El número agregado es muy similar, aunque los niveles de intensidad varían un poco.
Si estos números siguieran la misma tendencia que los de la administración anterior, esperaríamos un ajuste a la baja en los siguientes meses o años. Por los resultados de la elección presidencial sabemos que en buena medida el resultado tuvo que ver con el factor económico. Sobre todo el que se refiere a programas sociales.

Mientras esta variable siga siendo una constante, no debería de haber un cambio sustancial. Es decir, mientras los programas sociales se mantengan, los niveles de aprobación pueden caer, pero no de manera significativa. Sin embargo, como es natural, el desgaste del gobierno debe de llevar eventualmente a los números a la baja. Si mantuviera la misma tendencia de la administración anterior, la aprobación podría bajar hasta diez puntos y aún seguiría siendo alta.
Al igual que en el registro de inicios del 2019, del expresidente López Obrador, parece que los altos porcentajes están más sustentados en la expectativa que en los logros. Ambas administraciones en su inicio venían precedidas de resultados en sus anteriores gestiones, pero sin evidencia de resultados en sus funciones actuales.
Es decir, la presidenta goza de la confianza de la ciudadanía en general, (incluso más que la del electorado que votó por ella) y esta no es muy distinta a la de su antecesor. De hecho, para efectos prácticos es el mismo número: 80 por ciento de aprobación. En el récord de Parametría, literalmente la misma que la de su antecesor en las mismas fechas.
En el lado positivo de la ecuación, estos números se pueden interpretar como un gran logro. En el lado precavido, se podría decir que el nivel de demanda o expectativa sobre la gestión de la presidenta es alto. El reto por mantener estos números o mantener la tendencia de la administración anterior no es menor.
Nota Metodológica: Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar vigente. Representatividad: Nacional. N° de encuestas: 800 entrevistas cara a cara en vivienda realizadas del 14 al 17 de diciembre del 2024. Método de muestreo: aleatorio sistemático con probabilidad de selección proporcional al tamaño. Marco muestral: secciones electorales reportadas por el INE. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error (+/-) 3.5 %. Diseño de cuestionario, muestra, operativo de campo y análisis: Parametria S.A. de C.V.