Texto de Theresa Kernecker
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Donald Trump comenzó su segundo mandato con fuerza, tras su victoria de noviembre, que le otorgó el voto popular y la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Llega preparado una agenda política clara y un mandato para resolver los temas centrales de su campaña; la inmigración y la economía, entre otros temas. El mismo día de su inauguración, Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas. Entre ellas, muchas abarcaron la política migratoria. Trump propuso prohibir la solicitud de asilo para quienes lleguen por el sur del país, eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento para hijos de inmigrantes indocumentados y suspender el Programa de Admisión de Refugiados. Además, declaró una emergencia nacional para financiar el muro fronterizo sin la aprobación del Congreso, reactivó la política “Quédate en México” y consideró designar a los cárteles como “organizaciones terroristas extranjeras”.
El tema migratorio fue el tema principal durante la campaña junto a la economía. Todas las encuestas preelectorales mostraron a lo largo del año electoral que los votantes estadounidenses querían un cambio en la política migratoria y que fue uno de los motivos principales en la decisión de voto. Además, la política migratoria figura entre los temas en los cuales el presidente tiene mayor discreción constitucional para efectuar cambios y moldear políticas públicas sin la intervención del Congreso. Estas medidas unilaterales han generado preocupación, aunque cabe destacar la relativa debilidad del poder presidencial en EE. UU. en comparación con otros países presidencialistas de la región como Brasil, Chile, o Argentina.
Las órdenes ejecutivas pueden afectar a los millones de migrantes indocumentados en el país mediante las medidas tomadas por Trump, pero los estadounidenses generalmente están de acuerdo con el grado del poder presidencial que ejerce el presidente. Según una encuesta del New York Times / IPSOS de enero de 2025, el 56% de los adultos estadounidenses están satisfechos con el poder del presidente, mientras que aproximadamente 3 de cada 10 consideran que tiene demasiado poder. Las opiniones no están divididas claramente según identificación partidaria, pero los demócratas son un poco más críticos comparado con la población en general.

Aunque los estadounidenses están de acuerdo con el nivel de poder del que dispone el presidente, pocos confían en la capacidad de Trump para gestionar o resolver los temas más importantes – menos el tema migratorio. No solo fue tema principal durante la campaña y en la decisión de voto, sino también resulta ser un tema en el cual los estadounidenses confían que podrá efectuar cambios. También es una de las áreas donde el presidente tiene mayor discreción para actuar solo. Una encuesta reciente de NORC muestra que los estadounidenses no esperan grandes cambios en algunas áreas claves como el costo de los alimentos, de vivienda, o seguro médico. Sin embargo, confían más en el desempeño del presidente en el tema de inmigración, seguido por seguridad nacional y economía.

Además de confiar en el desempeño de Trump en política migratoria, la misma encuesta muestra que una amplia mayoría de estadounidenses favorece las deportaciones masivas propuestas por Donald Trump. Sin embargo, las actitudes favorables hacia deportaciones no están necesariamente vinculadas con el estatus legal de los migrantes sino más bien con la criminalidad. El 80% de los adultos en EE. UU. apoya la deportación de inmigrantes ilegales condenados por un crimen violento. El 70% respalda deportar a inmigrantes legales con antecedentes violentos. En cambio, deportar a inmigrantes (aunque sean ilegales) sin antecedentes penales es más divisivo, con solo el 40% a favor.

Aunque los estadounidenses apoyan las deportaciones masivas, son más escépticos cuando se les pregunta si quieren acabar con la ciudadanía por derecho de nacimiento. Además de posibles desafíos legales respecto a esta política, solo alrededor del 30% de los estadounidenses apoyan cambiar la Constitución para negar la ciudadanía a los hijos nacidos en EE. UU. de padres indocumentados, según la encuesta AP/NORC. Aquí hay una gran división partidaria en las respuestas: aproximadamente la mitad de los republicanos apoyan la medida, frente a solo 1 de cada 10 demócratas.

En fin, el tema migratorio fue y sigue siendo uno de los principales temas de preocupación de los estadounidenses. El nuevo gobierno pudo reaccionar con una serie de decretos administrativos en los primeros días porque es uno de los áreas en los cuales el presidente puede actuar con mayor discreción comparado con otros temas (y los estadounidenses tampoco esperan muchos cambios en otras áreas de la vida). Dicho esto, solo es el comienzo, y queda por observar lo que viene y las implicaciones de dichas medidas a lo largo de los próximos meses.