Preguntar a la gente lo que quiere sobre un tema o una acción de gobierno no implica necesariamente que se esté realizando una consulta. Las consultas en el mundo tienen una serie de requisitos y mejores prácticas. Es cierto que en general se deben de apreciar los ejercicios de democracia directa. Sin embargo, estos procesos asumen muchas condiciones que no siempre son fáciles de cumplir.
Para empezar, asumen que el ciudadano está involucrado y conoce de los asuntos públicos. Es más, asume que tiene una opinión en la que discrimina entre distintas opciones. Esto no es necesariamente es cierto para cada consulta
El ciudadano promedio quiere participar en todo lo que se le permita. La crítica más elemental en la democracia directa es si el ciudadano está lo suficientemente capacitado para hacerlo. Esta crítica es similar a las que existe también sobre las encuestas de opinión pública. De hecho, es una crítica tan fundamental que cuestiona en general el papel de ciudadano promedio en la toma de decisiones. Es cuestionable primero si tiene la información necesaria y luego si entiende la complejidad de lo que se está decidiendo. Es por ello que para algunos no es necesariamente un mecanismo para una mejor toma de decisiones.
En general entre más cercana está la ciudadanía al tema sobre el que se decide mejor comprensión del problema (Jefferson). De allí que estos mecanismos funcionen mejor en problemas más cotidianos. Los temas remotos o teóricos resultan más cuestionables por el poco involucramiento ciudadano.
Otro de los requerimientos más básicos es que la pregunta que se hace en estos procesos sea clara y comprensible. En este tema está probablemente uno de los mayores cuestionamientos del proceso del próximo domingo. La pregunta ha sido muy polémica por lo incomprensible del texto.
Sin embargo, por lo que se registra con los niveles de acuerdo de la realización de la consulta y el resultado al hacerse la pregunta parece ser que el ciudadano responde más por su intuición que su comprensión. Tres de cada cuatro mayores de 18 años en el país quieren la consulta y responde “sí” a la complicada pregunta. Este nivel de consenso también puede explicarse por la discusión que se ha dado en medios de comunicación y las campañas que iniciaron hace poco para participar en el proceso.
Otro cuestionamiento de los mecanismos de democracia directa son los niveles de participación. En el caso de la consulta del próximo domingo para que tenga carácter vinculante, es decir que su resultado se acate, debe de participar 40 por ciento del electorado, cerca de 37 millones de ciudadanos. Experiencias recientes indican que ese parámetro es muy alto.
Algunos ejemplos recientes obligan a ser precavidos con el resultado de la consulta del próximo domingo en función de sus niveles de participación. Hay ejemplos anteriores igualmente cuestionables. La consulta sobre el aeropuerto puede ser la más evidente donde participó un millón de personas de un padrón de cerca de 90 millones de electores. Otro ejemplo es la consulta sobre el Corredor Chapultepec, en la que participó menos del 5 por ciento del padrón de ciudadanos que podría haber participado.
Una forma de anticipar los niveles de los niveles de participación es conocer la fecha en la que se va a llevar a cabo un proceso de votación, en este caso la consulta. Al preguntar sobre la fecha en que se debe realizar la consulta, un porcentaje muy menor fue capaz de dar la fecha precisa o correcta. Lo cual permite prever que la participación será muy baja.
La imagen de los expresidentes explica en buena medida la respuesta del ciudadano a la pregunta de la consulta. Todos ellos tienen una imagen negativa frente a la opinión pública. La más baja de todas es la del expresidente Carlos Salinas de Gortari y la menos negativa es la del expresidente Ernesto Zedillo. Es notable la forma en que ha cambiado la opinión del expresidente Felipe Calderón. Mientras había sido positiva hasta 2018, es evidente cómo empieza a bajar a partir de entonces. Lo que no sabemos es si esta evaluación es consecuencia de los ataques del actual Presidente a sus predecesores o responde a que en general suele haber una visión crítica de toda administración anterior.
Por ello es natural que la opinión esté a favor de la realización de la consulta y el resultado más probable es que ganará el “sí”. Esto podrá variar en función de quién participe, pero ello no cambiaría necesariamente el resultado. Sin embargo, por las condiciones en las que se llevará a cabo difícilmente se podrá realizar con todos las condiciones que idealmente se requieren: los niveles de información y comprensión, la claridad en la pregunta, y los niveles de participación.
Nota metodológica junio. Parametría. Encuesta en vivienda. Representatividad: Nacional. Número de entrevistas: 800 encuestas realizadas cara a cara del 27 al 30 de junio del 2021. Nivel de confianza estadística: 95 %. Margen de error: (+/-) 3.5 %. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: Aleatorio simple. Unidad de muestreo: Las secciones electorales reportadas por el INE. Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar que al momento de la entrevista residan en el lugar de interés.
Artículo publicado en Milenio
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