La reputación del arbitro
Existe un consenso generalizado de que uno de los ganadores de las elecciones intermedias de este año fue la autoridad electoral. Los niveles de participación de la ciudadanía en la elección fueron históricos (53%). Este dato en alguna medida da cuenta de la confianza que hubo en el proceso electoral y sus organizadores o incluso de sus actores.
Dentro de poco tiempo el Instituto Nacional Electoral (INE) tendrá otro gran reto, hacer una consulta sobre la posibilidad a juzgar a cinco expresidentes. El próximo primero de agosto se realizará dicha Consulta. Por ello es pertinente evaluar las condiciones en las que se encuentra “el árbitro electoral” en la opinión pública.
El INE goza de cabal salud en la calificación de su trabajo. En la primera medición post electoral realizada por Parametría, la opinión pública evalúa de manera muy positiva su trabajo (73 por ciento). Casi uno de cada tres ciudadanos considera que el Instituto hizo buen trabajo en la última elección. El porcentaje que alcanza es similar a la de su mejor evaluación histórica, la de la elección presidencial de 2018.
El otro indicador relevante es la confianza que hay en la institución. Si bien no es el número más alto que en el comparativo histórico, siguen siendo mayoría aquellos que consideran que se puede confiar en el INE. Más de la mitad de la población (54 por ciento) tiene confianza en los resultados. Este porcentaje parece bajo comparado con el 67 por ciento de la elección presidencial de 2018.
Sin embargo, algunos otros indicadores muestran que hay cuestionamientos al INE. En lo que se refiere a la parcialidad o imparcialidad del trabajo del Instituto se observa una pérdida de capital o reputación. La percepción de imparcialidad ha caído. Una posible hipótesis sería que los ataques del Presidente López Obrador podrían replicar el cuestionamiento a la neutralidad. Lo que contradice esta hipótesis es que el desgaste ha sido sostenido a lo largo del tiempo.
No es un tema menor que la perdida de percepción de neutralidad del Instituto Nacional Electoral se ha dado de manera tendencial. No corresponde al periodo específico de una administración federal en turno o de un Presidente Consejero dentro del INE. Es un aumento en la percepción de parcialidad a lo largo del tiempo de la elección de 2006 a la fecha. Por ello no puede ser atribuido a un actor o a una intención particular.
La pérdida de neutralidad podría ser comparable al desgaste que tiene un gobierno, no un órgano autónomo. Muy probablemente tiene que ver con el cuestionamiento del árbitro en su momento, pero es muy difícil observar que ese desgaste se va acumulando con el tiempo y al final afecta a la institución en la percepción pública.
La Consulta a realizarse el primero de agosto próximo no depende de la reputación del árbitro. De hecho, la mayor parte de la población cree que la Consulta la va a organizar el propio Presidente y no el INE. Sin embargo, no por ello carece de credibilidad. En la próxima entrega analizaremos los posibles escenarios de participación o resultados de la Consulta. Por lo pronto el árbitro o la institución encargada de realizarla goza de la confianza ciudadana.
Nota metodológica junio. Parametría. Encuesta en vivienda. Representatividad: Nacional. Número de entrevistas: 800 encuestas realizadas cara a cara del 27 al 30 de junio del 2021. Nivel de confianza estadística: 95 %. Margen de error: (+/-) 3.5 %. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: Aleatorio simple. Unidad de muestreo: Las secciones electorales reportadas por el INE. Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar que al momento de la entrevista residan en el lugar de interés.