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Salud o economía: el falso dilema

Nunca es fácil saber cómo se va a comportar la opinión pública y mucho menos en una situación de crisis de salud y económica como las que estamos pasando. Los cambios del ciudadano en este contexto dependen de variables tan diversas como: niveles de información, temores y riesgos percibidos, liderazgos, por solo mencionar unos cuantos. La opinión pública como actor goza de alguna autonomía y su comportamiento nunca es fácil de explicar.

Por el tiempo que llevamos en confinamiento y el que nos queda, nuestras percepciones pueden diferir de manera sustancial a las de otros países. Empezamos apenas un poco después que el resto del mundo el encierro y saldremos mucho después (julio dicen las estimaciones más optimistas). De allí que los números van a ir cambiando probablemente más que en otros lugares a lo largo del tiempo.

El dilema para las sociedades y para los gobiernos ante esta pandemia es el mismo: a qué debemos dar prioridad a la salud o a la economía. En nuestro país, además, hay que agregar otras preocupaciones o temas de agenda gubernamental: la inseguridad y la corrupción. Todos evalúan cómo reducir sus perdidas, qué rescatar del naufragio, asumiendo que lo sobreviven.

Por ello es muy revelador ver los cambios de actitudes de marzo a abril en los temas de preocupación. Probablemente las mediciones de mayo y junio serán aún más reveladoras y nos permitirán entender más de cómo hemos cambiado, de cómo enfrentamos la pandemia de manera cotidiana y cuál es el saldo. Una vez que esta haya pasado.

Un primer hallazgo es que los ciudadanos no perciben mayor riesgo en contraer el coronavirus conforme pasa el tiempo. El porcentaje de los que se sienten vulnerables no ha cambiado. Con ello no me refiero sólo a la comparación entre marzo y abril, sino incluso la comparación con otras pandemias en nuestro país. De manera consistente, un porcentaje de alrededor de 63 por ciento es el que siempre se siente vulnerable. Las condiciones, la información a la que se tiene acceso, el gobierno en turno o incluso las disposiciones gubernamentales pueden cambiar, pero el ciudadano evalúa que el riesgo es el mismo.

Otro dato que sorprende es la percepción de los medios. Un porcentaje considerable de la población tanto en marzo como en abril cree que está sobredimensionando el problema. Consideran que no son precisos al trasmitir la información. Es prácticamente el mismo porcentaje de población de quienes consideran que la noticias respecto al covid-19 se reportan de manera justa a quienes consideran que se magnifica el problema.

Se ha dado un viraje en las preocupaciones de los mexicanos. No obstante que no estamos todavía en el punto más grave de la pandemia, lo que preocupa es la economía. Ante la pregunta de cuál es el principal problema del país, la economía está por arriba de la salud y muy distante de la inseguridad y de la corrupción. A pesar de la gravedad en los números de homicidios y otros indicadores, la inseguridad no llega a dos dígitos entre las preocupaciones ciudadanas. Algo similar sucede con la corrupción. Pasa a ser un tema irrelevante dado el contexto. De manera clara y evidente la economía y la salud es lo que les quita el sueño a los mexicanos.

Los niveles de afectación en empleo e ingreso son evidentes. Los hogares reportan cada vez menos personas empleadas. Los hogares que dicen que ninguna persona en su casa trabaja subió 10 puntos porcentuales. Estos no son indicadores perceptuales son datos fácticos de cómo están viviendo la crisis los mexicanos. Los hogares que reportan que por lo menos un familiar ha perdido su empleo ascienden a casi una tercera parte. Otro 35 por ciento señala que alguien en su casa sigue percibiendo ingreso, pero no es completo. El mes pasado 96 por ciento de los hogares decían que por lo menos había un miembro de la familia trabajando, hoy es 85 por ciento.

No debe de sorprender que el Presidente mantenga los niveles de aprobación registrados. Si bien ha caído, sobre todo en los dos primeros meses del año y sigue a la baja, se mantiene en el mes de abril. Hay por lo menos dos explicaciones para entender lo anterior: su comunicación gubernamental intensa y su argumentación.

En lo que se refiere a su argumentación solo hay que observar un par de ejemplos. La responsabilidad sobre el tema de salarios se atribuye de manera inequívoca a los empresarios. Ante el dilema de dar dinero a los empresarios o a las personas, la decisión es clara. Más de cuatro de cada cinco dice que se debe dar a las personas en necesidad.

Es decir, más allá del debate con el empresariado sobre un plan de rescate que limite la crisis económica que se avecina, la gente confía más en el reparto de ayuda de manera personal. Ciertamente el Presidente sabe que toca una fibra sensible de su base cuando cuestiona las intenciones de los empresarios. Ese sin duda es un tema ganado para él.

Lo peor está por venir y lo saben los ciudadanos. Esta es una crisis donde prever el final es más que aventurado. Habrá costos sociales y políticos altos. No sabemos todavía a quien responsabilizará el ciudadano. Lo que sabemos es que estará en búsqueda de culpables tanto por la crisis de salud, como por la económica. Un dilema que no tiene solución óptima y en el peor de los casos ambas crisis cobraran su factura.

Nota metodológica: Aplicación de encuesta vía telefónica en CATI en modalidad HOME-CATI (llamadas realizadas desde casa). Representatividad: hogares del país con teléfono en su vivienda y usuarios de celulares. Esto implica que alrededor de una quinta parte de la población del país no pudo ser considerada en el marco muestral. Población objetivo: personas de 18 años en adelante residentes del país con teléfono en vivienda y usuarios de celular. Número de entrevistas: se realizaron 417 encuestas en marzo y 407 encuestas en abril. El 70% de las entrevistas se realizó a números celulares y el 30% a teléfonos fijos. Fecha de levantamiento: 28 y 29 de marzo y 23 y 24 de abril de 2020. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 3.4%. Diseño, muestreo, aplicación de entrevistas y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: aleatorio simple.

Artículo publicado en Milenio

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