El pasado domingo 2 octubre se celebraron elecciones en Brasil. Los ciudadanos salieron a las urnas a renovar la Cámara de Diputados y Senadores. Se votó también para elegir nuevos gobernadores, asambleas legislativas estatales y un nuevo presidente. Esta última, sin duda la elección más importante y mediática de todas, por sus consecuencias en términos de gobernabilidad. Como en Brasil existe la figura de la segunda vuelta para la elección de presidente, en caso de que los candidatos no cuenten con más del 50% de los votos, el 30 de octubre se llevará a cabo una nueva elección.
Como en toda contienda electoral hay atención especial en el debate por la silla presidencial. En el caso de Brasil, dos candidatos eran los ganadores más probables: el expresidente Lula Da Silva y el actual presidente Jair Bolsonaro ¿Qué decían las mediciones preelectorales?
La mayoría de las mediciones le daban ventaja a Lula Da Silva. En promedio, alrededor de 10 puntos porcentuales. La encuestadora BTG/FSB le daba a Lula 45%, a Bolsonaro 35% y a Ciro Gomes 13%, Atlas les daba 48%, 41% y 7%, Paraná Pesquisas 43%, 36% y 15%, PoderData 48%, 38% y 8% Exame/Idea 47%, 37% y 10%, respectivamente. Sin embargo, los resultados arrojaron números diferentes.
Por una parte, el expresidente Lula obtuvo el 48.41% de los votos, no tan lejano a su medición preelectoral. Pero el presidente Bolsonaro superó con mucho su porcentaje esperado y obtuvo un 43.22% de los votos. El tercer lugar lo ocupó Simone Tebet con 4.2%, a pesar de que las encuestas no la habían considerado en este sitio. Ciro Gomes por su parte, quedó en el cuarto lugar con el 3%.
El diferencial de las mediciones preelectorales y los resultados finales estuvo dentro del margen de error. Sin embargo, el gremio de la opinión pública fue muy cuestionado. Las posibles razones que influyeron en este caso son conocidas y relativamente frecuentes. La primera es el voto oculto, que sucede cuando los ciudadanos no reconocen que apoyan a algún candidato y declaran su afinidad a un contendiente distinto o se declaran indecisos. Esto suele suceder con candidatos políticamente incorrectos como es el caso de Bolsonaro. Otro elemento pudo ser la ponderación que se hizo de la participación regional. Es decir, en algunas zonas, más electores salieron a votar por Bolsonaro de lo que se estimaba.
Una vez que estuvieron contabilizados los votos, candidatos que no pasaron a segunda vuelta se pronunciaron para dar su apoyo. Lula expresó que nunca ha ganado una elección en primera vuelta y que esta no sería la excepción. El presidente Bolsonaro manifestó que las mediciones estaban equivocadas y que jamás ha perdido una contienda electoral. Ciro Gomes y Simone Tebet decidieron otorgar su apoyo a Lula para la segunda vuelta.
Si las elecciones respondieran a la aritmética sencilla, podríamos tener un escenario claro de ganador, tomando en cuenta las adhesiones recientes que se han manifestado en favor del expresidente Lula. Sin embargo, el electorado no funciona de esa manera. Para la segunda vuelta, la encuestadora Genial/Quaest le da a Lula Da Silva 48% de los votos y a Bolsonaro 41%. Por su parte, PoderData le da al expresidente el mismo 48%, pero le otorga 44% al jefe de estado. La consultora IPEC reportó 50% al ex jefe sindical y 43% al ultraderechista.
El Presidente Bolsonaro ha puesto en duda en más de una oportunidad la transparencia de los procesos electorales en el país. En esta oportunidad y con la diferencia de los resultados de la primera vuelta en relación con las encuestas, ha manifestado que solo podría perder en caso de que se presente un fraude electoral. Sin embargo, los brasileños tienen otra opinión sobre la confiabilidad de las elecciones.
A pesar de la polarización, ante la pregunta “¿Tiene confianza en las elecciones que se realizan en su país?” el 67% de los ciudadanos dice que sí. Y en el momento más alto para esta medición, entre 2014 y 2018, se mantuvo por encima del 80%. Esto podría indicar que los brasileños mantienen una alta confianza en las instituciones electorales.
Las encuestas solo indican escenarios posibles; de acuerdo a las mediciones recientes lo más probable es que gane Lula da Silva. La adhesión de los candidatos del tercer y cuarto lugar lo hace más probable, aunque no deja de haber elementos de incertidumbre. En el caso de Bolsonaro, la sorpresa en los resultados en la primera elección no implica que en una segunda oportunidad pueda superar la ventaja de Lula.
La elección de este domingo tiene implicaciones continentales. Tendrá efectos sobre la política regional y también para el gremio demoscópico cualquiera que sea el resultado.